Actualmente el mundo ha tomado diferentes iniciativas para aportar en la reducción del impacto ambiental, este reto se trata de un proyecto que contribuirá en la economía local, y a la implementación de dinámicas saludables en las empresas, sectores educativos y comunidades.
El proyecto se llama FertileCity, investigación que fue llevado a cabo por diversas entidades como : lnstitut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) en el que también participan investigadores de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), ha analizado la implementación de la agricultura urbana en las terrazas y azoteas de los edificios con el objetivo de aprovechar estos espacios vacíos mediante la instalación de invernaderos.
Los resultados de la investigación también han puesto de manifiesto que las verduras producidas en el invernadero estudiado no están contaminados por metales pesados esto a pesar de estar ubicado en un espacio cercano a la autopista. Podríamos olvidarnos así de uno de los grandes “peros” que algunos escépticos suelen aducir respecto a la agricultura urbana: el temor de que la contaminación atmosférica de las ciudades pueda repercutir en la salubridad de los alimentos agrícolas cultivados.
Plantar huertos urbanos para producir alimentos frescos, sanos y sostenibles podría empezar a ser algo frecuente. Se estima que en 2050, el 66% de la población mundial vivirá en núcleos urbanos y que la demanda de alimentos aumentará nada menos que un 30%.
Esta iniciativa es para la implementación en edificios ya sean de comunidad urbana o a nivel empresarial el proyecto avala la utilización de las azoteas de dichas edificaciones, el mismo ha sido llevado a campo por compañías como:
Merlin properties. Es una compañía inmobiliaria cotizada en el sector de activos terciarios.
Vass. Es una empresa española de capital 100% privado, líder en soluciones digitales.
Estée Lauder: Empresa de cosméticos reconocida a nivel mundial.
En estas empresas han implementado dinamicas con sus trabajadores para realizar labores de cuidado que se llevan a cabo en horario laboral, innovando en las estrategias para ayudar a sus colaboradores en despejar la mente, liberar tensiones y reforzar trabajos en equipo.
No solo trae beneficios a los colaboradores y organizaciones al incrementar la productividad de las mismas, crean conciencia sobre sumideros de CO2 desde materiales sostenibles. Por otro lado, en la mayoría de los casos, la gestión de los huertos se realiza en colaboración con fundaciones que ayudan a colectivos vulnerables, como personas con discapacidad intelectual.
Al ser implementada a nivel de comunidad aseguran crear un mayor sentido de pertenencia en al edificio por parte de los inquilinos del inmueble.
Plantar huertos urbanos para producir alimentos frescos, sanos y sostenibles podría empezar a ser algo frecuente. Se estima que en 2050, el 66% de la población mundial vivirá en núcleos urbanos y que la demanda de alimentos aumentará nada menos que un 30%.